Fue un encuentro que no defraudó a los que asistimos a la Jornada, ya que son contadas las ocasiones en las que tenemos el privilegio de estar en un buen edificio, escuchando las explicaciones sobre el diseño del mismo al arquitecto-autor (Moneo), y con la participación del promotor (José Beulas) que estaba sentado en la primera fila. Las improvisadas y reiteradas intervenciones de Beulas en el discurso de Moneo para puntualizar aspectos sobre la eficacia de la iluminación natural de la sala principal, o los criterios para el emplazamiento de la futura ampliación del complejo, dieron como resultado una entretenida dialéctica entre arquitecto y cliente-artista que puso de manifiesto, al margen de sus diferentes apreciaciones puntuales, la amistad madura e inquebrantable entre ellos.
Trazas de la siega en Benabarre (Huesca). Fot.: P. de la Cal
La sesión había comenzado con la lectura de una conferencia inédita de Beulas, escrita hace 32 años, pero que mantiene plena vigencia e interés. La ponencia busca las claves de esa “brecha de incomprensión entre el público y los pintores” que se produjo con el inicio de pintura al aire libre y el abandono de los antiguos procedimientos de taller a mediados del siglo XIX, y realiza una síntesis magistral del proceso evolutivo que discurre desde el impresionismo, hasta el cubismo y la abstracción. Expone que, por encima de las distintas teorías, lo que tiene validez es la sensibilidad mostrada por los artistas en esa aproximación en la que “siendo figurativo, hay que pensar en abstracto”, y planteaba, ya en 1979, que no existe riesgo de estancamiento en el arte, ya que, en palabras de Beulas, “la naturaleza está ahí, y siempre habrá alguien con una óptica distinta para interpretarla”.
El "Puro" y la pared del mallo "Pisón", en Riglos (Huesca). Fot.: P. de la Cal
Moneo profundiza en el esfuerzo que hace el arquitecto para mantener la fuerza y la expresividad de ese imaginario abstracto, desencadenante del proceso inicial de inspiración y génesis del proyecto, a lo largo del proceso proyectual y constructivo del edificio. Un proceso en el que lógicamente, superada esta fase inicial, se incorporan otras cuestiones funcionales, táctiles o constructivas que necesariamente son ya ajenas a la propia influencia directa de la abstracción pictórica.
Mallos de Riglos (Huesca). Fot.: P. de la Cal
Logris VI, 2011. Díbujo a lápiz. Lluís Hortalá
Al tiempo que disfrutábamos de la precisa oratoria de Moneo, en los lienzos laterales de la sala podíamos contemplar unas series de gran formato, de montañas, paredes y agujas, escaladas entonces y ahora dibujadas por Lluís Hortalá, que tan bien acompañaron el discurso de Moneo sobre la influencia de esta naturaleza pétrea en los muros de la Fundación, en esa dialéctica de oposición de lo cóncavo y lo convexo, en esa búsqueda de la fluidez en espacios no perspectivos…
Lienzos curvos exteriores del CDAN-Fundación Beulas (Huesca). Fot.: P. de la Cal
Pero por encima de todo, nos quedó la sensación de una sesión realmente estimulante, por la intensa relación entre dos grandes amigos, que en su plenitud mantienen intacto su interés ante nuevos proyectos, y que tienen en la naturaleza una fuente constante de inspiración. Una actitud que llena de optimismo nuestro trabajo, la intervención en el paisaje y en la ciudad, que debe ser capaz de encontrar en la naturaleza, e interpretar, esas “claves abstractas”, como tan magistralmente han acreditado nuestros dos protagonistas: los maestros, de profesión y de humildad, Beulas y Moneo.
Pablo de la Cal
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