miércoles, 24 de diciembre de 2014

Regeneración urbana en el barrio San Pablo - ZGZ

No queríamos pasar el año sin daros noticia del libro que recoge los trabajos realizados en el primer año del Máster de Arquitectura de la EINA (curso 2014-2015), que lleva por título "Regeneración urbana. Propuestas para el barrio de San Pablo. Zaragoza". Se trata del número 4 de la serie ZARCHpupc/Urban Workshops, y ha sido editado por el Ayuntamiento de Zaragoza y Prensas Universitarias. Podéis consultarlo en el siguiente link: http://arquitectura.unizar.es/pupc/wp-content/uploads/2014/10/LIBRO-SAN-PABLO.pdf y, por supuesto, adquirirlo en librerías o en el sitio habitual de distribución de Prensas Universitarias de Zaragoza (Paraninfo, Pza. Paraíso).
Portada del Libro"Regeneración urbana. Propuestas para el barrio de San Pablo. Zaragoza"



El libro termina con una interesante conclusión final, provocada a raíz de la moción presentada en el Ayuntamiento para abrir los jardines del edificio Pignatelli (una propuesta realizada en el seno de los trabajos de los alumnos) y es un ejemplo de la apasionante relación que existe, y que puede y debe amplificarse, entre Escuela de Arquitectura y política municipal. Reproducimos a continuación el texto íntegro de esta sección de cierre de la publicación:

Los trabajos realizados en el Máster Universitario en Arquitectura de la Escuela de Ingeniería y Arquitectura de la Universidad de Zaragoza se han desarrollado en estrecho contacto con técnicos y responsables políticos del Ayuntamiento de Zaragoza, tanto de la sociedad Zaragoza Vivienda como de la Oficina del Plan Integral del Casco Histórico de Zaragoza (PICH). Creemos que las dos partes, Universidad y Administración, salen reforzadas de esta intensa relación. Los estudiantes de arquitectura deben conocer cómo está organizada la Administración, cómo se adoptan las decisiones de las cuestiones públicas. Y también es deseable que la gestión pública, muy condicionada por las necesidades de corto plazo, del día a día, afronte sus decisiones políticas con una óptica más cultivada y flexible, atenta a la actualidad de los debates y experiencias de la cultura urbanística, en un contexto internacional, en colaboración con la Universidad. Fruto precisamente de la intensa relación desarrollada entre el Ayuntamiento y la Unidad Departamental de Arquitectura de la Universidad de Zaragoza, ya en las fases finales del curso, se desencadenó en el Ayuntamiento un interesante debate centrado en la consideración de algunas de las propuestas lanzadas por estudiantes y profesores, cuyo comentario bien puede servir como colofón a esta publicación.

En el pleno celebrado el 15 de Abril de 2014, el concejal del grupo municipal de Izquierda Unida, D. José Manuel Alonso, destacó, entre los trabajos presentados, la propuesta de Paula Gordo y Azucena Guerrero consistente en abrir al público los jardines del edificio Pignatelli, sede del Gobierno de Aragón. D. José Manuel Alonso trasladó esta propuesta, y lo hizo casi de una manera literal, al foro de las decisiones políticas municipales, presentando una moción que proponía que el Ayuntamiento de Zaragoza “instara al Gobierno de Aragón a abrir las vallas de los jardines del edificio Pignatelli, ofreciendo a la ciudadanía un nuevo espacio público”. El siguiente párrafo recoge parte de su intervención: “Miren, entre los problemas que presenta cualquier casco histórico en una ciudad está la dificultad para reservar en él zonas verdes. No es una cosa sencilla. Por eso, pensamos, al hilo de algunas propuestas de arquitectos, que podría ser interesante aprovechar cualquier posibilidad de añadir zonas verdes al casco histórico. Hemos asistido –también algún otro concejal de los que está hoy en el pleno– a la exposición de los trabajos de los alumnos de un Máster de Arquitectura.

Esos trabajos eran interesantes, pero creo que, sobre todo, eran atrevidos. Se expusieron ante una audiencia notable. Fue por esta razón, y por mover también un poquito el debate, la discusión y la dialéctica en el barrio, por la que invitamos a esos mismos alumnos a exponer sus trabajos a la ciudadanía del Casco histórico del resto de la ciudad. Así lo hicimos en el Teatro del Mercado. Creemos que se trata de una discusión interesante, a veces posible, a veces utópica, a veces real.

Pero evidentemente sirve para impulsar el debate sobre posibles alternativas en el casco histórico. Tengo en las manos un proyecto que se llama “Rehabilitar San Pablo. Un parque interior”, de dos alumnas, Paula Gordo Gregorio y Azucena Guerrero Sobreviela (que va a ser publicado en breve), que se plantean completar el tejido urbano del casco histórico, y recuperar un espacio interior. Plantean un proyecto de estructura longitudinal, de parque interior, que permita enlazar el casco histórico en primer lugar con la zona del Caixa Forum, también con la zona de la Plaza del Portillo, a través de un parque interior. Bajo la filosofía de otorgar un nuevo espacio público para San Pablo, se propone la implantación de un proyecto a escala de ciudad que consiga la permeabilidad de la trama urbana y que lo conecte desde la ribera del Ebro con el Caixa Forum y la Plaza del Portillo. Creo que es un proyecto bonito e interesante. Como, además, creo que la filosofía del edificio Pignatelli ha sido, durante tres siglos, estar abierta a la ciudad. Creo, también, que la separación entre políticos, gestores y ciudadanía no es nunca buena. Y como creo además, que es necesario un espacio verde que abra esos pasillos en el seno del casco histórico, me comprometí con dichos alumnos a presentar en forma de moción su propuesta.

Creo que es posible, creo que es fácil, creo que tiene cabida en la filosofía del modelo de ciudad que proponemos, y que ellos proponen. Y creo que, además, es perfectamente factible, porque lo ha sido en otros sitios, en otros lugares. Y, además, estoy convencido de que permitiría escenificar de forma simbólica una posición de rechazo a la habitual separación entre políticos y ciudadanía, algo que, en estos tiempos en los que vivimos, podría producir resultados interesantes. Es por todos estos motivos, por lo que presentamos esta moción a debate.”
Tras esta presentación, intervino el concejal D. Juan Martín, de la Chunta Aragonesista, introduciendo dos factores más a tener en cuenta en el debate: la consideración de los jardines como elementos vinculados a los edificios históricos y la atención a la dimensión de los mismos. En su discurso reconoció que es difícil estar en contra de una moción que lo que pide es “que se derrumben las vallas que separan un jardín de la vía pública para que el pueblo soberano acceda a los mismos.” Pero propuso evaluar la situación en su conjunto, es decir, en el contexto más amplio del barrio de San Pablo: “Hemos ganado en esta ciudad, en las inmediaciones de San Pablo también, todos los jardines que tienen que ver con la zona de la Aljafería. Hemos ganado elementos importantes de zonas verdes en el conjunto del casco histórico. En este caso yo no me atrevería ni siquiera a llamar zonas verdes a estos jardines, porque lo que hay detrás del Pignatelli no es más, si me permiten el tono jocoso, que una gran maceta. Y no es una cuestión de seguridad, se trata de que estos jardines forman parte históricamente del edificio, de ese edificio que fue en su día un orfanato inaugurado por el obispo Pignatelli. Se trata de que los jardines tienen que ver con la funcionalidad del propio edificio, con su historia, porque les recuerdo que históricamente allí los niños, por ejemplo, tenían huertas que dependían del propio orfanato. Y se trata de que se respete esa visión histórica de un edificio que fue un enorme orfanato público en la ciudad de Zaragoza. Si estuviésemos hablando de la Casa de Campo de Madrid, que tiene hectáreas de extensión, o si estuviésemos hablando de grandes jardines privados dedicados a la administración pública, o si estuviésemos hablando del campo de maniobras de San Gregorio, que tiene un poco de jardín privado, aunque sea muy privado y muy poco jardín, yo le aceptaría la moción, pero es que si entramos en esta dinámica, podemos llegar muy lejos. Y que conste que me parece que como propuesta de trabajo de unos estudiantes de arquitectura está bien. Como hipótesis, despejar la zona también es una buena idea. Pero me parece que hay que dejarla en el formato de idea, y dejar que las instituciones también, y los edificios que representan a las instituciones, conserven su funcionalidad histórica y los elementos históricos que los han adornado desde hace, en este caso ya, al menos dos siglos. Por lo tanto, nosotros nos vamos a negar a que ese jardín deje de ser lo que es, un jardín que tiene que ver con el edificio que representa en este momento al Gobierno de Aragón. Pero no porque no nos guste que haya más zonas verdes en la zona de San Pablo.”

El concejal del Partido Socialista Obrero Español, D. Jerónimo Blasco, manifestó en su intervención su total acuerdo el planteamiento de fondo de la propuesta, “la idea de conseguir más zonas verdes para San Pablo”. Pero, al mismo tiempo, puntualizó que “esta moción se ha presentado para que no salga, porque en la redacción misma, decir que abran las puertas sin más, me da la impresión de que está abocada al rechazo”. En su análisis del barrio expuso que se trata de un barrio bastante constreñido, que ha mejorado sin embargo en algunos aspectos, como en el tratamiento de las riberas, y con alguna otra actuación, como la plaza de José María Forqué, con la escultura ecuestre de Palafox, si bien reconoce que sigue habiendo carencias de zonas verdes.

Imagen aérea del barrio de San Pablo, con el edificio Pignatelli, sede del Gobierno de Aragón, 
en el extremo inferior-izquierdo. El círculo de puntos blancos 
señala los jardines de este edificio institucional.

Pero, yendo al contenido concreto de la moción presentada, Jerónimo Blasco expuso su opinión de que abrir sin más la verja sería casi una provocación: “Pedir a la DGA que abra la verja, sabiendo que es un lugar donde hay que trabajar con cuidado, donde el tema de la seguridad es tan importante, es arriesgado. De todas maneras, la idea no es del todo desdeñable, yo creo que se puede reformular, se puede estudiar. Creo que la seguridad de la DGA se puede reconsiderar de otra manera. Pero claro, no podrá ser nunca abriendo la verja. Porque, además, para que haya una continuidad – como se ha dicho, y me parece una idea excelente de este equipo de arquitectura–, evidentemente habría que hacer otras consideraciones, y otras modificaciones sustanciales respecto el tránsito en el interior del edificio del Gobierno de Aragón. En fin, nosotros no la podemos apoyar, pero sí que estamos abiertos a estudiar la idea y, por supuesto, en consenso con la DGA. No sería elegante forzar a la DGA a tomar una decisión así y, con ello, crear un problema de tal naturaleza. Yo creo que la denuncia de que esa zona verde tiene muy poco uso es real. Es verdad, yo he trabajado en la DGA y el uso institucional que se hace de esa zona es casi simbólico. Nosotros la usábamos, en el mejor de los casos, una vez al año o dos, y creo que se sigue utilizando incluso menos ahora, hasta se utiliza para aparcar coches, lo cual tampoco me parece muy positivo. Pero es verdad que a la brava no se debe de transformar el uso de los jardines.”

Como conclusión final, Jerónimo Blasco manifestó que esta idea debería tramitarse y estudiarse más detenidamente, y que la Junta de Distrito debería elaborar una propuesta, armada con estudios técnicos y, por supuesto, en colaboración con el Gobierno de Aragón. Y entonces, así, “si las cosas vienen maduras en ese sentido” su grupo municipal estaría en condiciones de “apoyar la idea”. El concejal del Partido Popular, D. Pedro Navarro, apoyó también la idea, e incluso hizo referencia a otras propuestas que se habían propuesto en el Taller de regeneración urbana: “Es una idea de unos alumnos, una entre muchas otras que se presentaron ante un padrino de excepción, el señor D. Rafael Moneo, arquitecto de renombre que dijo muchas cosas interesantes, por cierto. Pero allí se propusieron muchas otras cosas, ésta fue solo una propuesta, efectivamente centrada en que se abriera la zona verde que rodea la sede del Gobierno de Aragón. Pero allí se expuso también un proyecto estupendo de otros alumnos, que planteaba que se abriera la planta baja del instituto de educación secundaria Luis Buñuel para que los vecinos pudieran pasear tranquilamente por el patio del Luis Buñuel.”

En su segunda intervención, el concejal D. José Manuel Alonso replicó a D. Juan Martín, argumentando que no se trataba de un espacio pequeño, ya que estamos hablando de 5.000 metros cuadrados de parque y, en una zona que carece de zonas verdes, ésta es una superficie considerable. Puntualizó también que en ningún caso este proyecto propone derribar las vallas, sino tan solo dejarlas abiertas en un horario coincidente con el de visitas al edificio Pignatelli. D. José Manuel Alonso planteó, además, otras opciones de carácter intermedio: “Yo quiero que se apruebe esta moción, en un sentido o en otro, y quiero defender, al menos por ahora, el uso público de estos espacios durante el tiempo que está abierto el Pignatelli, para que la gente pueda entrar allí a pasear. Claro que quiero, propónganme ustedes cualquier fórmula. Por cierto, no solamente vecinos del Casco, sino para todos los vecinos de Zaragoza que tengan a bien pasear por allí, donde hay unos cuantos equipamientos abiertos.”

Finalmente, en la votación de esta moción presentada por Izquierda Unida, únicamente se obtuvieron los tres votos favorables de este grupo municipal. La moción fue, por tanto, rechazada. Evidentemente, nos habría gustado más que esta propuesta hubiera tenido mayor recorrido político, ya que, por un lado, todos los concejales estaban de acuerdo con el fondo del planteamiento por el interés general del mismo y, por otro, la Universidad estaba dispuesta a profundizar, afinar y definir mejor estas primeras aproximaciones. Sin embargo, lejos de pensar que esta iniciativa pueda calificarse como un fracaso, entendemos que se este episodio puede considerarse como un significativo punto de inflexión: los trabajos de la Escuela de Arquitectura han estimulado por primera vez un interesante debate en el pleno municipal sobre ciudad y espacio público. Posiblemente haya sido el primero, pero sin duda no será el último.

La conveniencia de que la gestión de la ciudad esté depositada en manos de personas competentes y con criterio es indiscutible. Pero no debemos olvidar que para actuar con buen criterio es necesario, en primer lugar, identificar y analizar a fondo los problemas, tener en consideración diferentes alternativas, estudiar casos que aborden problemáticas similares y tener en consideración referencias de “buenas prácticas” aplicables a situaciones semejantes. Es, precisamente, esta actitud implicada y sensible ante las cuestiones que la ciudad plantea, la que muestra los trabajos que se presentan en esta publicación.

Sin duda, las buenas decisiones políticas deben apoyarse en buenas propuestas arquitectónicas y urbanísticas. Los planteamientos y los resultados que se muestran en esta publicación dedicada a la regeneración urbana del barrio de San Pablo de Zaragoza avanzan en esta línea y tratan de apostar por que Zaragoza en general, y el barrio de San Pablo en particular, tengan un futuro mejor, un plan, una hoja de ruta, que dibuje un barrio más integrado desde el punto de vista urbanístico y social.



martes, 23 de diciembre de 2014

Call for papers ZARCH#5: "El legado de la vivienda masiva moderna".

La revista ZARCH ha abierto una nueva convocatoria de artículos para su número 5 que se publicará en el cuatro trimestre de 2015. El plazo para presentar nuevos artículos para este número, que tendrá como tema "El legado de la vivienda masiva. Modernist Mass Housing Legacy", termina el 15 de febrero. Desde aquí os invitamos a todos los interesados en este tema en aprovechar este plazo, y poder participar en esta revista del Departamento de Arquitectura de la Escuela que se está consolidando a marchas forzadas. Tenéis más información en: http://arquitectura.unizar.es/zarch/index.php/es/numeros/convocatoria-abierta


Dos panoramas de La Mina y Besós Sudoeste. Barcelona. 2014. Fotos: PdlC

Como presentación, os adjuntamos la entrada que realiza Carmen Díez, coordinadora de este número 5 de la revista:

“Kann mann in Hoyerswerda küssen?“ (¿Se puede besar en Hoyerswerda?)

Brigritte Reinmann formulaba su inquietante pregunta a Herman Henselmann en una de las cartas que la escritora dirigió al arquitecto durante la correspondencia que ambos mantuvieron entre mediados de los años cincuenta y sesenta. Sus palabras contenían una afilada crítica a los conjuntos residenciales masivos construidos en Alemania del Este tras la Segunda Guerra Mundial, en las décadas del gran crecimiento urbano que experimentaron las ciudades europeas (1950-1975). La mayoría de estos conjuntos –polígonos, grand ensembles, Großsiedlungen, etc.– proyectados según los planteamientos del Movimiento Moderno y de la Carta de Atenas, nacidos como modélicos, se encuentran actualmente en situaciones comprometidas y corren importantes riesgos de degradación. Muchos de ellos han sido caracterizados como áreas urbanas vulnerables.

¿Qué trascendencia tiene hoy el idealismo que inspiró aquellos proyectos?¿Estaban bien planteados y proyectados, al margen de verse afectados por problemas de naturaleza socioeconómica o cultural, o bien por el contrario podemos interpretarlos como errores de partida y sinónimos de fracaso urbano en el contexto del legado del Movimiento Moderno? ¿Qué factores influyeron en su deterioro? ¿Siguen estando aún vigentes la críticas que estos conjuntos suscitaron a partir de los años sesenta (Jane Jacobs, Wolf Jobst Siedler, Brigitte Reimann, John Turner, Christopher Alexander, Kevin Lynch, Alexander Mitscherlich, Aldo Rossi, etc.)? Lo cierto es que algunos de estos conjuntos se integraron bien, dieron respuesta adecuada a la demanda de vivienda y mejoraron las condiciones de habitabilidad de la época, pero muchos de ellos han puesto de manifiesto otros problemas y limitaciones, habiéndose convertido curiosamente en ejemplos paradigmáticos en cada una de las fases por las que han pasado: en el momento de su prometedora construcción primero, en el de su precipitada degeneración después y, finalmente, en el de su regeneración urbanística y arquitectónica. Efectivamente, la recuperación es casi siempre necesaria, la cuestión es cómo proceder con este legado: físico, por un lado (no despreciable si tenemos en cuenta que en ciudades como Moscú más de la mitad de la población vive en estos conjuntos), y disciplinar, por otro (analizando hasta qué punto siguen resultando válidos los modelos que se siguen aplicando en contextos urbanos de rápido crecimiento como China o Corea). La aparición, en el panorama internacional, de algunas redes como RESTATE (Restructuring Large Housing Estates in European Cities), cuyo objetivo es elaborar catálogos de buenas prácticas que ayuden a ofrecer nuevas visiones para intervenir en estos conjuntos, es una buena prueba de la actualidad y complejidad de un tema que requiere afrontar con lucidez y creatividad la ambivalencia del legado intelectual y conceptual de la Carta de Atenas.

Pretendemos que las contribuciones recibidas para este número de ZARCH ayuden a superar algunos de los planteamientos que todavía dominan en organizaciones como el Do.co.mo.mo, al añadir a la “documentación” y “conservación” otros aspectos como el de la “recuperación”, la “rehabilitación” o la “regeneración”, no solo de los objetos arquitectónicos del Movimiento Moderno sino también de los grandes conjuntos residenciales masivos que de él se derivaron. Frente a la dimensión socioeconómica y política del problema, ampliamente estudiada y analizada, interesa investigar una visión integradora de las concepciones y técnicas que deben presidir las intervenciones de renovación, regeneración o rehabilitación urbana de conjuntos residenciales “modernos”, focalizado en los aspectos arquitectónicos y urbanísticos que, hasta el momento, han sido menos desarrollados.

No cabe duda de que las disciplinas de la arquitectura y el urbanismo se han visto directamente afectadas por los cambios e innovaciones que la sociedad está experimentando en los últimos años y requieren ser reconsideradas y replanteadas en profundidad, tanto en sus objetivos como en sus marcos de actuación. Y entre los grandes retos a los que ambas se enfrentan actualmente en el ámbito de la vivienda se encuentran dos cuestiones de tipo disciplinar y estratégico. Por un lado, repensar el legado intelectual, arquitectónico y urbanístico de la arquitectura y el urbanismo modernos; en paralelo, la búsqueda de opciones para intervenir en el legado del Movimiento Moderno, una responsabilidad que resulta apremiante e ineludible.

¿Cuáles son los retos, las oportunidades, los problemas que el legado del Movimiento Moderno plantea? En los países del Este de Europa se ha detectado en los últimos años un creciente interés por estudiar y analizar la herencia de los grandes conjuntos de vivienda soviéticos, seguramente como vía para explicar un pasado que, en lugar de interpretarse como perdido, se plantea como ayuda para comprender el presente (se han organizado recientemente exposiciones dedicadas a esta cuestión en Londres, en Viena, en Praga y en otras capitales de países que pertenecieron al bloque de Este, como es el caso del seminario Modernism: Between Nostalgia and Criticism celebrado en Vilnius en octubre de 2013). En los países de la Europa occidental, aunque con una situación obviamente diferente, un posicionamiento similar puede ayudar a recuperar físicamente el pasado para afrontar el futuro, tal y como sugiere Horacio Capel en su nuevo libro El patrimonio: la construcción del pasado y del futuro. Entre la nostalgia y el rechazo. Se trata de explorar las posibilidades de actuación sobre lo existente, de recuperarlo, de regenerarlo, de actualizar y “modernizar” el legado “moderno”, de gestionar de forma innovadora su herencia, frente a la opción indiscriminada de la expansión y el crecimiento.

En palabras de Frank Wassenberg: “problemas de gran escala requieren intervenciones de gran escala”, pero no sólo física sino también conceptual e instrumental. Las reflexiones y análisis que acompañen a dichas intervenciones han de estar, también, a la altura que esa gran escala demanda. Confiamos en que las aportaciones publicadas en este número contribuyan a canalizar el actual debate y a ofrecer soluciones sobre las posibilidades de intervención en el legado de la vivienda masiva moderna.


Carmen Díez