No queríamos pasar el año sin daros noticia del libro que recoge los trabajos realizados en el primer año del Máster de Arquitectura de la EINA (curso 2014-2015), que lleva por título "Regeneración urbana. Propuestas para el barrio de San Pablo. Zaragoza". Se trata del número 4 de la serie ZARCHpupc/Urban Workshops, y ha sido editado por el Ayuntamiento de Zaragoza y Prensas Universitarias. Podéis consultarlo en el siguiente link: http://arquitectura.unizar.es/pupc/wp-content/uploads/2014/10/LIBRO-SAN-PABLO.pdf y, por supuesto, adquirirlo en librerías o en el sitio habitual de distribución de Prensas Universitarias de Zaragoza (Paraninfo, Pza. Paraíso).
Portada del Libro"Regeneración urbana. Propuestas para el barrio de San Pablo. Zaragoza"
El libro termina con una interesante conclusión final, provocada a raíz de la moción presentada en el Ayuntamiento para abrir los jardines del edificio Pignatelli (una propuesta realizada en el seno de los trabajos de los alumnos) y es un ejemplo de la apasionante relación que existe, y que puede y debe amplificarse, entre Escuela de Arquitectura y política municipal. Reproducimos a continuación el texto íntegro de esta sección de cierre de la publicación:
Los trabajos realizados en el Máster Universitario en Arquitectura de la Escuela de Ingeniería y Arquitectura de la Universidad de Zaragoza se han desarrollado en estrecho contacto con técnicos y responsables políticos del Ayuntamiento de Zaragoza, tanto de la sociedad Zaragoza Vivienda como de la Oficina del Plan Integral del Casco Histórico de Zaragoza (PICH). Creemos que las dos partes, Universidad y Administración, salen reforzadas de esta intensa relación. Los estudiantes de arquitectura deben conocer cómo está organizada la Administración, cómo se adoptan las decisiones de las cuestiones públicas. Y también es deseable que la gestión pública, muy condicionada por las necesidades de corto plazo, del día a día, afronte sus decisiones políticas con una óptica más cultivada y flexible, atenta a la actualidad de los debates y experiencias de la cultura urbanística, en un contexto internacional, en colaboración con la Universidad. Fruto precisamente de la intensa relación desarrollada entre el Ayuntamiento y la Unidad Departamental de Arquitectura de la Universidad de Zaragoza, ya en las fases finales del curso, se desencadenó en el Ayuntamiento un interesante debate centrado en la consideración de algunas de las propuestas lanzadas por estudiantes y profesores, cuyo comentario bien puede servir como colofón a esta publicación.
En el pleno celebrado el 15 de
Abril de 2014, el concejal del grupo municipal de Izquierda Unida, D. José
Manuel Alonso, destacó, entre los trabajos presentados, la propuesta de Paula
Gordo y Azucena Guerrero consistente en abrir al público los jardines del
edificio Pignatelli, sede del Gobierno de Aragón. D. José Manuel Alonso
trasladó esta propuesta, y lo hizo casi de una manera literal, al foro de las
decisiones políticas municipales, presentando una moción que proponía que el
Ayuntamiento de Zaragoza “instara al Gobierno de Aragón a abrir las vallas de
los jardines del edificio Pignatelli, ofreciendo a la ciudadanía un nuevo
espacio público”. El siguiente párrafo recoge parte de su intervención: “Miren, entre los problemas que presenta
cualquier casco histórico en una ciudad está la dificultad para reservar en él
zonas verdes. No es una cosa sencilla. Por eso, pensamos, al hilo de algunas
propuestas de arquitectos, que podría ser interesante aprovechar cualquier
posibilidad de añadir zonas verdes al casco histórico. Hemos asistido –también
algún otro concejal de los que está hoy en el pleno– a la exposición de los
trabajos de los alumnos de un Máster de Arquitectura.
Esos trabajos eran interesantes, pero creo que, sobre todo, eran
atrevidos. Se expusieron ante una audiencia notable. Fue por esta razón, y por
mover también un poquito el debate, la discusión y la dialéctica en el barrio,
por la que invitamos a esos mismos alumnos a exponer sus trabajos a la
ciudadanía del Casco histórico del resto de la ciudad. Así lo hicimos en el
Teatro del Mercado. Creemos que se trata de una discusión interesante, a veces
posible, a veces utópica, a veces real.
Pero evidentemente sirve para impulsar el debate sobre posibles
alternativas en el casco histórico. Tengo en las manos un proyecto que se llama
“Rehabilitar San Pablo. Un parque interior”, de dos alumnas, Paula Gordo
Gregorio y Azucena Guerrero Sobreviela (que va a ser publicado en breve), que
se plantean completar el tejido urbano del casco histórico, y recuperar un
espacio interior. Plantean un proyecto de estructura longitudinal, de parque
interior, que permita enlazar el casco histórico en primer lugar con la zona
del Caixa Forum, también con la zona de la Plaza del Portillo, a través de un parque
interior. Bajo la filosofía de otorgar un nuevo espacio público para San Pablo,
se propone la implantación de un proyecto a escala de ciudad que consiga la
permeabilidad de la trama urbana y que lo conecte desde la ribera del Ebro con
el Caixa Forum y la Plaza
del Portillo. Creo que es un proyecto bonito e interesante. Como, además, creo
que la filosofía del edificio Pignatelli ha sido, durante tres siglos, estar
abierta a la ciudad. Creo, también, que la separación entre políticos, gestores
y ciudadanía no es nunca buena. Y como creo además, que es necesario un espacio
verde que abra esos pasillos en el seno del casco histórico, me comprometí con
dichos alumnos a presentar en forma de moción su propuesta.
Creo que es posible, creo que es fácil, creo que tiene cabida en la
filosofía del modelo de ciudad que proponemos, y que ellos proponen. Y creo
que, además, es perfectamente factible, porque lo ha sido en otros sitios, en
otros lugares. Y, además, estoy convencido de que permitiría escenificar de
forma simbólica una posición de rechazo a la habitual separación entre
políticos y ciudadanía, algo que, en estos tiempos en los que vivimos, podría
producir resultados interesantes. Es por todos estos motivos, por lo que
presentamos esta moción a debate.”
Tras esta presentación, intervino
el concejal D. Juan Martín, de la Chunta Aragonesista ,
introduciendo dos factores más a tener en cuenta en el debate: la consideración
de los jardines como elementos vinculados a los edificios históricos y la
atención a la dimensión de los mismos. En su discurso reconoció que es difícil
estar en contra de una moción que lo que pide es “que se derrumben las vallas
que separan un jardín de la vía pública para que el pueblo soberano acceda a
los mismos.” Pero propuso evaluar la situación en su conjunto, es decir, en el
contexto más amplio del barrio de San Pablo: “Hemos ganado en esta ciudad, en
las inmediaciones de San Pablo también, todos los jardines que tienen que ver
con la zona de la
Aljafería. Hemos ganado elementos importantes de zonas verdes
en el conjunto del casco histórico. En este caso yo no me atrevería ni siquiera
a llamar zonas verdes a estos jardines, porque lo que hay detrás del Pignatelli
no es más, si me permiten el tono jocoso, que una gran maceta. Y no es una
cuestión de seguridad, se trata de que estos jardines forman parte
históricamente del edificio, de ese edificio que fue en su día un orfanato
inaugurado por el obispo Pignatelli. Se trata de que los jardines tienen que
ver con la funcionalidad del propio edificio, con su historia, porque les
recuerdo que históricamente allí los niños, por ejemplo, tenían huertas que
dependían del propio orfanato. Y se trata de que se respete esa visión
histórica de un edificio que fue un enorme orfanato público en la ciudad de
Zaragoza. Si estuviésemos hablando de la Casa de Campo de Madrid, que tiene hectáreas de
extensión, o si estuviésemos hablando de grandes jardines privados dedicados a
la administración pública, o si estuviésemos hablando del campo de maniobras de
San Gregorio, que tiene un poco de jardín privado, aunque sea muy privado y muy
poco jardín, yo le aceptaría la moción, pero es que si entramos en esta
dinámica, podemos llegar muy lejos. Y que conste que me parece que como
propuesta de trabajo de unos estudiantes de arquitectura está bien. Como
hipótesis, despejar la zona también es una buena idea. Pero me parece que hay
que dejarla en el formato de idea, y dejar que las instituciones también, y los
edificios que representan a las instituciones, conserven su funcionalidad
histórica y los elementos históricos que los han adornado desde hace, en este
caso ya, al menos dos siglos. Por lo tanto, nosotros nos vamos a negar a que
ese jardín deje de ser lo que es, un jardín que tiene que ver con el edificio
que representa en este momento al Gobierno de Aragón. Pero no porque no nos
guste que haya más zonas verdes en la zona de San Pablo.”
El concejal del Partido
Socialista Obrero Español, D. Jerónimo Blasco, manifestó en su intervención su
total acuerdo el planteamiento de fondo de la propuesta, “la idea de conseguir
más zonas verdes para San Pablo”. Pero, al mismo tiempo, puntualizó que “esta
moción se ha presentado para que no salga, porque en la redacción misma, decir
que abran las puertas sin más, me da la impresión de que está abocada al
rechazo”. En su análisis del barrio expuso que se trata de un barrio bastante
constreñido, que ha mejorado sin embargo en algunos aspectos, como en el
tratamiento de las riberas, y con alguna otra actuación, como la plaza de José
María Forqué, con la escultura ecuestre de Palafox, si bien reconoce que sigue
habiendo carencias de zonas verdes.
Imagen aérea del barrio de San Pablo,
con el edificio Pignatelli, sede del Gobierno de Aragón,
en el extremo
inferior-izquierdo. El círculo de puntos blancos
señala los jardines de este
edificio institucional.
Pero, yendo al contenido concreto
de la moción presentada, Jerónimo Blasco expuso su opinión de que abrir sin más
la verja sería casi una provocación: “Pedir a la DGA que abra la verja, sabiendo que es un lugar
donde hay que trabajar con cuidado, donde el tema de la seguridad es tan
importante, es arriesgado. De todas maneras, la idea no es del todo desdeñable,
yo creo que se puede reformular, se puede estudiar. Creo que la seguridad de la DGA se puede reconsiderar de
otra manera. Pero claro, no podrá ser nunca abriendo la verja. Porque, además,
para que haya una continuidad – como se ha dicho, y me parece una idea
excelente de este equipo de arquitectura–, evidentemente habría que hacer otras
consideraciones, y otras modificaciones sustanciales respecto el tránsito en el
interior del edificio del Gobierno de Aragón. En fin, nosotros no la podemos
apoyar, pero sí que estamos abiertos a estudiar la idea y, por supuesto, en
consenso con la DGA. No
sería elegante forzar a la DGA
a tomar una decisión así y, con ello, crear un problema de tal naturaleza. Yo
creo que la denuncia de que esa zona verde tiene muy poco uso es real. Es
verdad, yo he trabajado en la DGA
y el uso institucional que se hace de esa zona es casi simbólico. Nosotros la
usábamos, en el mejor de los casos, una vez al año o dos, y creo que se sigue
utilizando incluso menos ahora, hasta se utiliza para aparcar coches, lo cual
tampoco me parece muy positivo. Pero es verdad que a la brava no se debe de
transformar el uso de los jardines.”
Como conclusión final, Jerónimo
Blasco manifestó que esta idea debería tramitarse y estudiarse más
detenidamente, y que la Junta
de Distrito debería elaborar una propuesta, armada con estudios técnicos y, por
supuesto, en colaboración con el Gobierno de Aragón. Y entonces, así, “si las
cosas vienen maduras en ese sentido” su grupo municipal estaría en condiciones
de “apoyar la idea”. El concejal del Partido Popular, D. Pedro Navarro, apoyó
también la idea, e incluso hizo referencia a otras propuestas que se habían
propuesto en el Taller de regeneración urbana: “Es una idea de unos alumnos,
una entre muchas otras que se presentaron ante un padrino de excepción, el
señor D. Rafael Moneo, arquitecto de renombre que dijo muchas cosas
interesantes, por cierto. Pero allí se propusieron muchas otras cosas, ésta fue
solo una propuesta, efectivamente centrada en que se abriera la zona verde que
rodea la sede del Gobierno de Aragón. Pero allí se expuso también un proyecto
estupendo de otros alumnos, que planteaba que se abriera la planta baja del
instituto de educación secundaria Luis Buñuel para que los vecinos pudieran
pasear tranquilamente por el patio del Luis Buñuel.”
En su segunda intervención, el
concejal D. José Manuel Alonso replicó a D. Juan Martín, argumentando que no se
trataba de un espacio pequeño, ya que estamos hablando de 5.000 metros cuadrados
de parque y, en una zona que carece de zonas verdes, ésta es una superficie
considerable. Puntualizó también que en ningún caso este proyecto propone
derribar las vallas, sino tan solo dejarlas abiertas en un horario coincidente
con el de visitas al edificio Pignatelli. D. José Manuel Alonso planteó,
además, otras opciones de carácter intermedio: “Yo quiero que se apruebe esta
moción, en un sentido o en otro, y quiero
defender, al menos por ahora, el uso público de estos espacios durante el
tiempo que está abierto el Pignatelli, para que la gente pueda entrar allí a
pasear. Claro que quiero, propónganme ustedes cualquier fórmula. Por cierto, no
solamente vecinos del Casco, sino para todos los vecinos de Zaragoza que tengan
a bien pasear por allí, donde hay unos cuantos equipamientos abiertos.”
Finalmente, en la votación de
esta moción presentada por Izquierda Unida, únicamente se obtuvieron los tres
votos favorables de este grupo municipal. La moción fue, por tanto, rechazada.
Evidentemente, nos habría gustado más que esta propuesta hubiera tenido mayor
recorrido político, ya que, por un lado, todos los concejales estaban de
acuerdo con el fondo del planteamiento por el interés general del mismo y, por
otro, la Universidad
estaba dispuesta a profundizar, afinar y definir mejor estas primeras
aproximaciones. Sin embargo, lejos de pensar que esta iniciativa pueda
calificarse como un fracaso, entendemos que se este episodio puede considerarse
como un significativo punto de inflexión: los trabajos de la Escuela de Arquitectura
han estimulado por primera vez un interesante debate en el pleno municipal
sobre ciudad y espacio público. Posiblemente haya sido el primero, pero sin duda
no será el último.
La conveniencia de que la gestión
de la ciudad esté depositada en manos de personas competentes y con criterio es
indiscutible. Pero no debemos olvidar que para actuar con buen criterio es
necesario, en primer lugar, identificar y analizar a fondo los problemas, tener
en consideración diferentes alternativas, estudiar casos que aborden
problemáticas similares y tener en consideración referencias de “buenas
prácticas” aplicables a situaciones semejantes. Es, precisamente, esta actitud
implicada y sensible ante las cuestiones que la ciudad plantea, la que muestra
los trabajos que se presentan en esta publicación.
Sin duda, las buenas decisiones
políticas deben apoyarse en buenas propuestas arquitectónicas y urbanísticas.
Los planteamientos y los resultados que se muestran en esta publicación
dedicada a la regeneración urbana del barrio de San Pablo de Zaragoza avanzan
en esta línea y tratan de apostar por que Zaragoza en general, y el barrio de
San Pablo en particular, tengan un futuro mejor, un plan, una hoja de ruta, que
dibuje un barrio más integrado desde el punto de vista urbanístico y social.