Organizada por la infatigable
Asociación de Vecinos del Barrio de San José, se ha celebrado hoy domingo una
interesante Jornada de Revitalización urbana. El espacio elegido ha sido el que
en ocasiones se denomina como el “casco histórico” de San José bajo. Se trata del
conjunto urbano situado entre la avenida de San José y los terrenos de la
antigua Estación de Utrillas, que se parcelaron en las primeras décadas del
siglo XX, entre huertas e industrias. Y que posteriormente estuvieron sujetos a
procesos de densificación, que determinaron espacios excesivamente duros, en
los que el coche ha terminado inundando el espacio público.
La Asociación de Vecinos de San
José impulsó en 2009 el proyecto de “La Isla de San José”, que estudiaba la
posibilidad de reordenar el tráfico en esta zona para apostar por la
recualificación del espacio público en este conjunto de calles, estableciendo
una peatonalización en algunas de ellas. En concreto, se proponía transformar la
calle San Luis de Francia en un espacio de encuentro y convivencia, una plaza
arbolada de la que ahora el barrio adolece.
Precisamente, la Jornada se ha
celebrado en esta calle, hoy cortada al tráfico y ocupada por los puestos de
los comercios del barrio, por una zona con juegos infantiles, y llena de gente
en una mañana soleada. El arquitecto José Antonio Lorente, arquitecto autor del
proyecto de “La Isla de San José” comentaba al ver este ambiente que ésta era
en esencia la imagen que perseguía su proyecto.
En la Jornada ha habido tiempo
para una interesante sesión urbanística, en la que han participado Pablo Muñoz,
Concejal de Urbanismo del Ayuntamiento de Zaragoza, Juan Carlos Crespo, Responsable
de Urbanismo en la Asociación de Vecinos de San José, y José Antonio Lorente. Y
se ha desarrollado un turno de preguntas por parte de los vecinos quienes han
puesto de relieve distintas preocupaciones, desde aspectos generales de
movilidad a cuestiones más cercanas, como la conservación de los pavimentos o
los aparcamientos para bicicletas.
Aspecto general de la calle San Luis de Francia, con los puestos de comerciantes del barrio en primer plano. |
Pablo Muñoz, Concejal de Urbanismo del Ayuntamiento de Zaragoza / José Antonio Lorente, arquitecto / Juan Carlos Crespo, Responsable de Urbanismo en la Asociación de Vecinos de San José. |
Resulta curioso comprobar la
similitud de esta iniciativa con la que estos mismos días se está llevando a
cabo en Barcelona, en una Super-illa (‘super-manzana’) en la que se pretende
verificar la propuesta liderada por Salvador Rueda y la Agencia de Ecología de Barcelona
hacia una reformulación del ensanche barcelonés sin coches.
Como vemos, la transformación de estos espacios no solo es posible sino que es además necesaria. Los espacios densos de San José necesitan actuaciones como las que se proponen en la Isla, para conformar espacios más atractivos en los que se pueda convivir con los vecinos, en espacios arbolados, con sombras y bancos. Espacios que generarán vida urbana, que actuarán como venas de vitalidad urbana.
El presupuesto requerido para
esta actuación no es muy elevado. La Asociación de Vecinos ha expuesto desde
2009 que este proyecto es estratégico, y los vecinos y comerciantes del barrio
han demostrado que creen en este proyecto. El Ayuntamiento no debería exigir
más avales. Ante fuerzas atractoras en otras zonas de la ciudad y en la periferia,
que hacen que la población joven salga del barrio y que el comercio tradicional
baje sus persianas, la ciudad tiene que demostrar que cree en las áreas
consolidadas. No hay tiempo que perder, y no hay excusa para no ejecutar y
terminar la plaza de la Isla de San José en esta legislatura. Espero que esta
Jornada haya servido para disipar cualquier duda, si es que existía, a este
respecto.
Y a medio plazo, debemos
conseguir que las intervenciones propuestas para la “Isla de San José” no se conformen
con esa condición de ‘insularidad’ o ‘enclave’. Los esfuerzos por revitalizar
San José con espacios públicos reformulados solo tendrán el efecto buscado si
se vertebra un sistema continuo de espacios de calidad, capaz de enhebrar a los
barrios entre sí y a los barrios con el centro de la ciudad, formalizando una
ciudad más atractiva y menos desigual.
Pablo de la Cal
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