Como parte de las actividades
del Máster, y
vinculada a la asignatura de Proyectos urbanos y paisajísticos integrados, el pasado día 9 de noviembre realizamos una
salida relámpago a
Barcelona. La visita comenzó en el museo Pablo Serrano ( Zaragoza ), punto
desde el partió a las 7.30 a.m. el autobús dirección Barcelona, con la intención de
visitar varias intervenciones recientes que guardan estrecha relación con el
trabajo que estamos realizando en la asignatura: el plan de barrio de Torrero-La
Paz de Zaragoza.
Tras un breve atasco por el
centro de Barcelona, llegamos a nuestra primera visita: “ La supermanzana Poblenou ”. Allí quedamos
en el carrer de Sancho Ávila con Arantxa Rodriguez,
arquitecta responsable de gestión urbanística en el Institut Municipal d'Urbanisme
del Ayuntamiento de Barcelona, quien muy amablemente nos explicó las distintas
transformaciones urbanas que se estaban llevando a cabo en esta zona de la
ciudad, en la supermanzana, y de una manera más general, en el distrito 22@.
DISTRITO 22@
Comenzaba la
charla con el análisis de la gestión urbana del entorno, donde
coexisten multiplicidad de usos, desde vivienda protegida, grandes bloques de
oficinas, o edificios de carácter industrial, que otorgan una
especial personalidad a este lugar. Resultaba evidente que se ha producido una
mejora sustancial del barrio, gracias a la apertura de espacios verdes de
calidad, el cosmopolitismo edificatorio, la pacificación del tráfico
interior de la trama, generando la posibilidad de caminar por una calle, con
una sección de uso principalmente peatonal, entre una gran variedad de usos
edificatorios, y el atractivo que ello implica.
CAN FRAMIS.
En la misma calle, encontramos una bella pieza arquitectónica reconocida dentro del mundo artístico de Cataluña: el museo “Can Framis “. Situado en el barrio de Poble Nou e inaugurado en el 2009 en Barcelona, este museo pertenece a la Fundació Vila Casas. En él se exponen cerca de 300 obras de pintura contemporánea que datan desde la época de los 60 hasta la actualidad. Can Framis fue una fábrica textil de finales del s.XVIII, propiedad de la familia Framis, y hoy es Museo de Pintura Contemporánea, un espacio para exposiciones situado en el mismo distrito 22@. En este distrito el Ayuntamiento de Barcelona propone una reconversión integral basada en sustituir con tejido productivo limpio las antiguas fábricas e industrias que han ido abandonando el lugar, buscando suelo más asequible. Se trata de un entorno de carácter terciario, tecnológico, de alta densidad y construcción en altura.
En este entorno, “Can Framis” juega un papel de contraste, rodeado de un jardín que es un espacio público de respiro, melancólico, filtro del tránsito y del tiempo. Este jardín perimetral (Martí Franch, paisajista) se trata mayoritariamente con pavimentos blandos, una gran densidad de arbolado y estrechos caminos recortados por un manto de hiedra que envuelve todo el entorno y que cubrirá en un futuro árboles y edificio.
POMPEU FABRA
A continuación acudimos
a la tercera de nuestras visitas: “ Universidad Pompeu Fabra “. Un
conjunto edificatorio con un inmenso umbral de entrada, donde coexisten
arquitecturas de distinta índole. Como ha sido
característico
a lo largo del proceso de creación del campus urbano de la Universitat Pompeu
Fabra, el complejo está integrado por
edificios catalogados que han sido restaurados y se han adecuado a los nuevos
usos, así como
edificios de nueva creación. La antigua fábrica textil de Ca l’Aranyó
es la primera que se implanta sobre la trama
El nuevo
complejo universitario contempla la configuración
total de la manzana, con edificios en el perímetro y el edificio de calderas
en la zona central. Del conjunto, destaca una antigua chimenea de ladrillo, que
caracteriza la plaza central, y que funciona como tal vinculada al sistema
centralizado del distrito (DHC), cuya central de energía se sitúa en el espacio
del Forum.
PARQUE DEL CENTRO DEL POBLENOU
Continuamos
nuestro camino a lo largo de la diagonal Barcelonesa, hasta llegar a un pequeño
espacio abierto, este era el parque del centro del Poblenou.
El parque
tiene forma triangular, en el espacio formado por la avenida Diagonal y las
calles de Bac de Roda y Marroc, dentro del cual está dividido en
tres áreas formadas por la intersección de las calles de Bilbao y Espronceda
— transversalmente— y la de Cristóbal de Moura —longitudinalmente—. El área del
parque está completamente cercada por unos altos muros de
cemento cubiertos de plantas trepadoras, que lo aíslan del ruido
circundante, ya que la avenida Diagonal tiene una alta densidad de tráfico. Estos
muros presentan regularmente unas ventanas de forma circular decoradas con
siluetas de pájaros, y las puertas de acceso al parque son
de rejas caladas con formas igualmente de pájaros. Cabe señalar que el
arco de entrada de estas puertas está inspirado en el que diseñó Antoni Gaudí para el
acceso de la Finca Miralles, en Sarrià. Por dentro el parque se divide
en diversos espacios temáticos, creados para evocar distintas
sensaciones, donde predomina el diseño y un concepto vanguardista de la
ordenación del espacio verde. El mobiliario urbano destaca por la utilización de materiales metálicos de
color plateado, generalmente con una trama de orificios circulares perforados
en el metal, tanto en sillas y bancos, como lámparas y
otros elementos del parque.
TURÓ DE LA ROVIRA
Tras una emocionante subida con
el autobús por las
empinadas y estrechas calles del barrio del Carmel, llegamos al Turó de la
Rovira, una adecuación del ámbito
de baterías antiaéreas. En nuestra visita nos acompañaba José Luís Oyón, catedrático
de Urbanismo en la UPC, quien nos explicó el contexto de ese entorno urbano, y
el significado de esta transformación supone para la ciudad de Barcelona. Una
colina de 261,8 metros de altitud situada en el municipio de Barcelona, que
forma parte del Parque de los Tres Cerros, junto al Turó del Carmel y el Turó
de la Creueta del Coll. Antiguo asentamiento ibérico, el impulso de la Barcelona moderna y contemporánea fue transformando el paisaje
del Turó de la Rovira: de terreno de cultivo de algarrobos, almendros y
viñedos, a espacio poblado por casas de veraneo y casitas con jardín, al mismo tiempo que zona de
explotación de materiales de construcción (cantera de Can Baró) y de
emplazamiento de servicios de la ciudad, como el depósito de Aguas de Barcelona
o las actuales antenas de telecomunicaciones.
Se trata de un espacio
patrimonial donde se conservan los restos de una batería antiaérea construida
durante la Guerra Civil española para intentar defender Barcelona de los
ataques de la aviación fascista. Tras la guerra, las estructuras de la batería fueron aprovechadas para
construir el conocido como ‘barrio de los Canons’ que, ubicado dentro de la zona de barracas urbanizaciones marginales
del Carmelo, perduró hasta el año 1990.
La
excavación arqueológica y la restauración de las estructuras constructivas
conservadas en el Turó de la Rovira han permitido recuperar un espacio
patrimonial decisivo para aumentar nuestro conocimiento sobre la historia y la
memoria de la ciudad y del país. En el año 2012, esta
actuación fue galardonada ex aequo con el Premio Europeo del
Espacio Público Urbano otorgado a los arquitectos Imma
Jansana y Jordi Romero por un jurado presidido por el arquitecto Josep Llinàs. En las
actas publicadas se consigna que:
“Se ha otorgado el premio ex aequo a la
intervención del Turó de la Rovira, en el barrio del
Carmel, por su tratamiento delicado y elegante de un espacio con una historia
reciente y una posición hasta ahora marginal dentro de la ciudad de Barcelona.
Aparte de la vista de 360º que abarca el lugar, que es
ahora un mirador más accesible, se ha recuperado un espacio para
la memoria colectiva. Se evoca la Guerra Civil y, a la vez, se aporta valor
añadido a los restos de un asentamiento de viviendas autoconstruidas, evitando
cualquier atisbo de sobreactuación. De este modo, un espacio marginal ha sido
discretamente incluido en la totalidad de la conciencia de la ciudad”.
Con ese proyecto, los autores
lograron alcanzar el objetivo planteado durante años por la comunidad de
vecinos y la gente preocupada por el estado de esta zona, de dignificar y
mejorar la accesibilidad, así como, la seguridad de un paisaje de casi diez hectáreas, e incluso recuperar un
magnífico espacio
histórico.
Unos pocos
nos quedábamos atrás, contemplando la magnificencia de las
vistas y una puesta de sol sobre el horizonte marítimo de
Barcelona, pero lamentablemente era ya hora de volver al autobús y regresar
a nuestra ciudad de origen.
Alvaro Giménez
Estudiante
del Máster de Arquitectura. EINA
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