Sebastiá, junto con Carles Llop y Joan Enric Pastor, integra el equipo redactor del Plan Especial de Transformación del barrio de La Mina. Como es sabido, la transformación experimentada por este barrio está siendo reconocida en numerosos foros y ha obtenido distintos premios. Hace unos años, en 2006, ya obtuvo el prestigioso Premio Nacional de Urbanismo, y el pasado mes de noviembre recibió en Bruselas el Premio Europeo de Urbanismo ( http://www.ceu-ectp.org/ ).
Este barrio, que debe su nombre a la mina que surtía de agua la fuente de un famoso merendero, es el resultado de una actuación de 1969, cuyo objetivo era la erradicación de diferentes núcleos de “infraviviendas” en el área metropolitana de Barcelona (Camp de la Bota, Pequín, la Perona, Can Tunis, Montjuïc, entre otros). Una barriada que en 1975, tenía ya más de 15.000 habitantes y una conflictividad social muy acusada.
Situación del barrio de La Mina, en el municipio de Sant Adrià del Besos, colindante con el extremo Este del municipio de Barcelona.
Pese a las inversiones realizadas en el barrio en las décadas de los 80 y 90, la falta de coordinación de las actuaciones y el difícil compromiso de inversión a largo plazo impidieron que se produjera un cambio efectivo de la situación social del barrio. Las condiciones de este espacio resultaban paradigmáticas de conflicto urbano muy acusado: aislamiento físico, estigmatización social, entorno degradado, índice de paro muy elevado, actividades irregulares, falta de equipamientos y de espacios de referencia, etc. A finales de los años 90 la situación llega a un punto en el que las administraciones deciden poner en marcha el Plan de Transformación del barrio de la Mina.
Y en este proceso de transformación han resultado claves dos aspectos. Por un lado, se ha sabido aprovechar el viento a favor provocado por la operación urbanística ligada al Forum de Barcelona, un evento que ha situado a la Mina en un punto de atención de todas las miradas. Se constituye en 2000 un Consorcio ( http://www.barrimina.org/ ), conformado por la Generalitat de Cataluña, la Diputación de Barcelona y los Ayuntamientos de Barcelona y Sant Adriá del Besós, que conjuntamente con la participación de numerosas entidades vecinales en todo el proceso, apuestan con claridad por solucionar este problema que, aunque de extensión reducida, era de una gran intensidad y conflictividad social. Las importantes cantidades económicas invertidas, el desvío de la línea del tranvía para que pase por el centro del barrio, o la construcción de algunos equipamientos de rango autonómico en el barrio no se hubiesen llevado a cabo en otro contexto.
Por otro lado, una estrategia urbanística apoyada en un trabajo sin descanso con las entidades vecinales del barrio y con un planteamiento muy inteligente, cuyos acertados resultados ya se están comprobando. El equipo redactor del Plan Especial detectó que, en un barrio en el que el estado de conservación de la edificación no era grave, se debía trabajar fundamentalmente con el espacio público, que suponía aproximadamente un 80% del total de la superficie. La herramienta de gestión: un ambicioso proyecto de reparcelación que resulta clave para desmantelar una franja de naves industriales que cerraba el barrio hacia el frente marítimo, y poder así configurar una nueva estructura clara y continua, una espina central, capaz de transformar la fisonomía de un barrio hasta entonces dividido (Mina vieja y Mina nueva).
La remodelación completa de la pieza central y preexistente de equipamientos (que era un verdadero tapón y cierre urbano) y el desmantelamiento de las naves industriales de la franja sur, ha dado paso a una rambla urbana, espacio de referencia en el barrio que conecta el parque del Besós, al norte, con el puerto deportivo del Forum, al sur. Una “cremallera urbana” de 600 metros de longitud, que personifica los principios básicos de esta intervención urbanística: Centralidad, Diversidad e Intercambio.
El parque del Besós ya había sido construido en 1986. Diseñado por los arquitectos Viaplana&Piñón en 1983, sus 65.000 m2 de superficie parecían resultar insuficientes para que los vecinos de La Mina tuvieran la percepción de que este parque era una zona verde del barrio. La Mina era un verdadero gueto urbano, cerrado incluso hacia este parque vecino.
La nueva rambla abre el barrio a este parque, y lo conecta a su vez con el nuevo frente marítimo, abierto con motivo de la renovación urbanística impulsada por la celebración del Forum 2004. Y a sus lados, el Plan de transformación de la Mina prevé la construcción de bloques de menor altura que los edificios originales del barrio, que quedan ahora en segunda línea. Estas nuevas parcelas albergan equipamientos y edificios residenciales, de manera que las promociones de vivienda social (de realojo o de promoción pública) y las de vivienda de promoción libre, se reparten en una suerte al tresbolillo que busca la mayor integración posible entre los vecinos realojados, provenientes de edificios derribados, y los nuevos vecinos.
En cuanto a los equipamientos, en el extremo norte de la Rambla, en su lado Este, junto al parque del Besós, se inauguró en 2003 el primer equipamiento de rango ciudad: la Comisaría de Mossos d'Esquadra de Sant Adrià de Besós. Se trata de un centro que, siguiendo el plan de implantación de la policía autonómica catalana, da servicio a todo el municipio de Sant Adrià en el programa contra la droga y la prevención de la violencia juvenil y doméstica.
En 2008 se inauguró la línea T6 del Trambesós que tiene una parada en el medio del barrio, y en 2009 se puso en marcha el Centro Cultural Fuente de la Mina. Es obra del arquitecto badalonés, Alfonso Soldevila. Posee un amplio vestíbulo que es además sala de exposiciones y que incorpora la antigua terraza, catalogada, de los arquitectos Enric Miralles y Carme Pinós que estaba en el Centro Cívico que se demolió para ubicar esta biblioteca. A estos equipamientos han seguido otros, como el Polideportivo, los nuevos centros educativos, o los centros religiosos.
El programa de vivienda pretende que en un barrio que tenía en su origen un 100% de vivienda de promoción pública, una quinta parte del total de viviendas sea de promoción libre. El área residencial original de la Mina estaba formada por veinte bloques de entre 5 y 12 pisos, con 2.721 viviendas en total. De éstas, 338 viviendas se ven afectadas por la transformación (demolición de algunos bloques, pasajes, etc.). Y el plan prevé la construcción de 1.145 nuevas viviendas (733 viviendas libres y 412 para realojo o promoción de vivienda pública), de manera que finalmente el barrio tendrá 3.528 viviendas.
En total, el Consorcio ha llevado a cabo una inversión cercana a los 173,7 millones de euros, cuyas aportaciones provienen de distintas fuentes: 52 M € corresponden a aportaciones de la Administración por cesión del suelo, 50 M € por cuotas del Proyecto de Reparcelación, 24 M € son aportados por la Generalitat de Cataluña, 14,1 M € por la Unión Europea (financiación del FEDER al Programa de Iniciativa Comunitaria Urban II de Sant Adrià de Besòs), 18M € por el Ayuntamiento de Barcelona, 12 M € por la Diputación de Barcelona, y 3,6M € por el Ayuntamiento de Sant Adriá del Besós.
En la asignación de estos fondos a los distintos programas resulta relevante la importancia del plan de acción social, al que se destina un 15,4% del total de la inversión (es decir, unos 2,5-3 M€ anuales durante unos 10 años). Un programa desarrollado por trabajadores sociales que forman parte de la plantilla del Consorcio, y que trata de corregir la problemática cartografía social del barrio, que detecta problemas de convivencia por escaleras y no tanto por bloques, manzanas o zonas. Otros programas de gran peso son el de nueva vivienda/ derribos, que asume un 27,9% de la inversión, y el de medidas de accesibilidad o rehabilitación en viviendas, al que se destina un 5,9% del total.
Una activa participación de las entidades vecinales, clave del éxito en un proceso de transformación urbana.
Esta experiencia nos abre los ojos para retos similares cuya resolución está pendiente en muchas de nuestras ciudades. Zaragoza ha iniciado intervenciones interesantes en esta materia, que trataremos en próximos artículos. Uno de ellos es el Plan de Revitalización de los barrios del Este: Las Fuentes y San José, impulsado por la Gerencia de Urbanismo del Ayuntamiento de Zaragoza. Lamentablemente, los parámetros de tamaño (La Mina es un barrio pequeño comparado con los de Zaragoza) y de volumen económico no son comparables, pero muchas de las claves de diseño son perfectamente trasladables a ámbitos cuya problemática urbanística y social es similar.
Por todo ello, muchas gracias, Sebastiá. Por tu tiempo, por tus explicaciones, y, en definitiva, por vuestro excelente trabajo, que confirma la utilidad real de la disciplina urbanística.
Pablo de la Cal