sábado, 14 de marzo de 2015

Mapping Urbanism, Urban Mapping

Hace unas semanas comenzó la asignatura “Mapping Urbanism, Urban Mapping”, versión en inglés de la que lleva por título oficial “Técnicas urbanísticas y paisajísticas”, en la Escuela de Ingeniería y Arquitectura de la Universidad de Zaragoza. También hace poco, a finales del pasado mes de octubre, en el Seminario de Zaragoza, tuvo lugar una Jornada sobre Cartografía, en torno a la obra de Dionisio Casañal y Zapatero (1846- 1913). Mi intervención allí se centró en los planos geométricos y la cartografía urbanística, es decir, la estrictamente vinculada al Urbanismo (Urban Planning Mapping o Urban Mapping). Tomando como excusa esa jornada y el desarrollo de algunas sesiones del curso, me he permitido redactar unas líneas que pueden servir para el debate general entre profesores y estudiantes.

Como es sabido, la representación de las ciudades es casi tan antigua como las propias ciudades. Lo que nos interesa desde una perspectiva urbanística es entender que los planos de la cartografía urbana tienen una dimensión aplicada que las diferencia de las que tratan de representar distintos aspectos de la realidad urbana. “Mapping not tracing”, como apuntaban Deleuze y Guattari. Expresión de difícil traducción en español, sería algo así como “elaborar mapas o planos”, no “calcar” determinadas realidades, urbanas en este caso. Lo que se quiere apuntar hacia la diferencia entre una cartografía descriptiva creativa y otra más creativa.

Mapping, como oposición a Tracing , como acto creative, como un “Proyecto” que trata de modificar la realidad urbana, más allá de medirla y describirla. “Mapping is always already a project in the making”: la elaboración de planos es ya un proyecto en curso”, según James Corner (1999). Es discutible que eso suceda siempre, gran parte de la importantísima tradición de la cartografía urbana tiene como objeto el reconocimiento de variados aspectos físicos, aunque también sociales, económicos o culturales de las ciudades. Con esa acepción más intencionada, podemos referirnos a importantes episodios que muestran el vigor del Urban Mapping vinculado al Urbanismo, lo que propiamente denominamos Cartografía urbanística. De este modo, es posible entender que la producción cartográfica también como “instrumento” para la intervención en la ciudad y en el territorio, no sólo como base al servicio del urbanismo.

Podemos considerar que algunos de los primeros levantamientos “modernos” se producen ya en el siglo XVIII. Uno de ellos es muy conocido: el Plano de Nolli para Roma (1748). La excepcional información intencionada que ese plano proporciona resulta fundamental para entender la riqueza del entramado urbano de Roma, con la concatenación de espacios públicos, privados y de “dominio público”, algo que hoy interesa como instrumento heurístico para explicar y tratar las diversas situaciones urbanas que demandan un urbanismo sensible a los “espacios intermedios”. El plano de Nolli representa determinadas dimensiones físicas de la ciudad, utilizando una técnica que hoy conocemos como “fondo figura” (figure ground map). Una representación en cierto modo exhaustiva, pero también radicalmente simplificada de la realidad urbana, pues omite múltiples niveles de información usuales en otros planos (la topografía, los límites administrativos, los nombres de las calles…), dejando sólo la huella de los edificios o los espacios vacíos (M. Hebbert, 2015).


(Fig. 1 Roma. Nolli Map 1748)

Son los planos geométricos que comienzan a elaborarse en las ciudades francesas a finales del siglo XVIII y proliferan en el siguiente los que muestran su relación con las nuevas visiones “modernas”. Efectivamente, el llamado “Plano de los Artistas” (Plan des Artistes) que… está vinculado a la aparición, en la segunda mitad del siglo XVIII, de un nuevo “saber urbano”, un discurso y unas prácticas modernas dotadas de una cierta coherencia. El “embellecimiento” de la ciudad debía significar menos una visión formal y más la voluntad de mejorar el funcionamiento de la ciudad. Los “planos geométricos”, con la sistematización de las alineaciones viarias tienen ya entidad suficiente como para ser considerados parte esencial de las nuevas estrategias de reforma y extensión urbana que se imponen a partir de entonces. Ese “Plano” que se concibe como “Plan”, fue encargado por la Convención republicana en 1793 a una comisión de arquitectos y administradores con la intención de reunir una serie de reformas previstas y añadir otras propuestas, recogidas en el documento final de 1797. Los “artistas” superaron el carácter estrictamente utilitario que, en principio, se desprendía del encargo efectuado por la Convención. Pero tampoco se limitaron a aplicar los principios de la composición arquitectónica a escala urbana. Por vez primera se proponía una reforma global de la ciudad de París, que sólo maduraría medio siglo más tarde, con las reformas de Haussmann.


(Fig. 2 París. Plan de los Artistas 1793)

Con una visión más avanzada, el plano de Cerdá para Barcelona de 1859 puede verse como la culminación de esos planos geométricos -de inspiración francesa- que estuvieron en la base del urbanismo de las ciudades españolas durante la segunda mitad del siglo XIX y que resultarían ser una de las aportaciones más importantes a la moderna disciplina del Urbanismo, “fundada” ya a principios del siglo XX. En el caso de Barcelona, el excepcional trabajo cartográfico de Cerdá, los trabajos cartográficos, iniciados en 1855, supusieron un salto muy importante en la representación urbanística. Se elaboraron planos a escalas detalladas (1: 1.250 y 1: 5.000), incluyendo curvas de nivel, caminos, ríos, etc. topographical curves, paths, rivers, etc.

Se trata, por tanto, de un buen ejemplo de un plano con intención urbanística que incentiva la cartografía urbana, el levantamiento cartográfico efectuado por Cerdá no se habría realizado de ese modo de no haber existido esa precisa voluntad urbanística que necesitaba dibujar con precisión las características del conocido Ensanche de la ciudad.



(Fig. 3 Barcelona. Plan Cerdá, 1859)

Otro episodio central en la cartografía urbanística es el que resulta del análisis realizado sobre 32 ciudades como base del IV Congreso de los Congresos Internacionales de Arquitectura Moderna (CIAM) y que daría lugar a la Carta de Atenas. Con el objetivo de “mapificar” esas ciudades a partir del reconocimiento de las “zonas” para el alojamiento, el trabajo y el ocio, así como las infraestructuras de transporte, los arquitectos de los CIAM se basaron en las propuestas del economista y filósofo Otto Neurath y sus “cartogramas socio-políticos” para ilustrar sus concepciones urbanas con un lenguaje visual que debía ser preciso, pero también abierto a la interpretación. Cornelis Van Eesteren (presidente de los CIAM desde 1930 a 1947) preparó el plano (con los renovadores códigos urbanísticos) que luego serviría de base para el reconocido Algemeen Uitbreidngsplan (AUP) o Plan de extensión de Amsterdam (1934), uno de los principalesy más influyentes iconos del urbanismo moderno.

(Fig. 4 Amsterdam. “CIAM Model Map I,” Cornelis Van Eesteren, CIAM, 1931)

Podemos referirnos también a la siguiente “generación” de planos urbanísticos, que protagonizan el urbanismo basado en el zoning, con la progresiva imposición de los mecanismos del planeamiento urbano y de la “cultura del Plan”. El County of London Plan (1943) constituye un referente fundamental para el urbanismo posterior a la segunda Guerra mundial. Los conceptos dominantes eran los de la ciudad como una comunidad, una metrópolis y una máquina (Stamp, Larkham). En los planos que luego tuvieron una enorme difusión internacional, lo más destacable era la representación diagramática de las “áreas sociales y funcionales”, en correspondencia con el primero de los conceptos de raíz sociológica (el famoso “plan de los huevos” o “egg diagram”). La representación de las funciones nacionales e internacionales de la ciudad, incluyendo el centro financiero y de negocios, así como las áreas industriales, comerciales y culturales, respondían a esa visión funcionalista y metropolitana, con la sugerencia de su tratamiento mediante recintos dotados de cierta autonomía. Además, la representación de los espacios abiertos y áreas verdes lineales trataba de potenciar la idea de sistemas verdes vertebradores de la metrópoli. Por último, la representación del sistema viario enfatizaba la estructura fundamental de la ciudad, entendida como máquina urbana.


(Fig. 5 County of London Plan / Plan de Londres 1943 Map of social and functional areas (the “egg diagram”, County of London Plan, 1944)


De nuevo, desde la década de los 1970s, y como reacción a las visiones funcionalistas del urbanismo y a las representaciones excesivamente abstractas de las formas urbanas, aparecen nuevas cartografías que ponen el énfasis en el reconocimiento de los tejidos urbanos, de los espacios públicos, de las tipologías edificatorias, etc. Uno de esos planos es el elaborado por el equipo de Josef Paul Kleihues para la IBA de Berlín de 1987, exposición que se inscribe en la tradición alemana de las IBA (Internationale Bauaustellung o Exposiciones Internacionales de Construcción).

Considerada como un ejemplo del nuevo paradigma morfologista…, Treinta años después de la “Interbau” (IBA de Berlín de 1957), la nueva IBA respondía a criterios bien diferentes y hasta opuestos: el redescubrimiento de la ciudad consolidada existente, la ciudad como espacio vivido, el valor de los espacios de la ciudad tradicional, las formas sociales de la vivienda, fueron los temas centrales de la muestra. Frente al urbanismo abierto del funcionalismo - con proliferación de bloques y vías rodadas- entonces se volvía a los modelos tradicionales, con la “nueva manzana cerrada” o el bloque perimetral, el respeto absoluto a la trama histórica, y la reivindicación de la calle corredor. El plano de Berlín elaborado por el equipo de Josef Paul Kleihues resutaba insólito por su escala (1: 1.000) y sus medidas (6 x 5.6 metros), destacando en color las áreas de intervención y representando de forma precisa los sólidos (edificios) y vacíos (espacios de dominio público). El plano se convirtió en otro icono urbanístico, esta vez del paradigma morfologista que se expresaba en el eslogan de la “Reconstrucción de la ciudad europea”.


(Fig.6 Plano Berlin IBA 1984-87 IBA--‐Berlin 1984—87 Masterplan by J--‐P Kleihues)

En las últimas dos décadas, con la emergencia de la era digital y de la economía de la información, parece obvio que se asiste a una ruptura radical en las formas de representación urbana y urbanística. Es cierto que el crecimiento exponencial en la disponibilidad de datos urbanos permite decir que la ciudad ya no es tanto visualizada o compuesta, como tratada informáticamente. Los Big Data disponibles son abrumadores, aunque las nuevas tecnologías TIC pueden ayudar a resolver el problema. Pero la revolución digital no debe hacernos olvidar que la “cartografía avanzada” tiene utilidad si sirve tanto para entender mejor los procesos y situaciones urbanas como para elaborar estrategias creativas a la altura de los retos actuales. Objetivos no tan alejados de los de la “cartografía tradicional” en el campo del urbanismo avanzado, al menos durante los últimos 150 años.

Una observación de W. Mitchell a propósito de “Nolli and the Net”… resulta interesante y oportuna: “…now, as cyberspace cities emerge, a similar argument –being constructed, and electronic plazas, forums, lobbies, walls, doors, locks, members-only clubs, private rooms are being invented and deployed. Perhaps some electronic cartographer of the future will produce an appropriately nuanced Nolli map of the Net” (Mitchell, W. J., City of bits. Space, Place and the Infobahn, MIT, 1996, 131). Con otra perspectiva, podemos referirnos a las visiones de Rem Koolhaas, cuyos trabajos en AMO han fomentado un renovado interés en las “cartografías diagramáticas” en la cultura urbanística internacional. Planos y diagramas que, en cierto modo, recuperan y renuevan las formas de representación que pretendían los urbanistas del IV CIAM, al utilizar algunos planos operativos como mecanismo analítico y otros para comunicar propuestas urbanísticas de forma sintética: ““Sometimes, the diagram is an attempt to document and interpret an existing situation and at other times the diagram is a tool to trigger a project. I think we use them in both directions.” 


(Fig. 7 London’s Oyster Card Flows. The Information Capital)


Referencias/ Readings and resources:

C.A.S.A. UCL Center for Advanced Spatial Studies, London

Ceen, Allan, Tice, Jim, The Nolli Map as Artifact
http://nolli.uoregon.edu/artifact.html

Corner, James, “The Agency of Mapping: Speculation, Critique and Invention,” in Mappings, ed Denis Cosgrove. (London: Reakton Books, 1999) 

Larkham, Peter,  Adams, David,  The post-war reconstruction planning of London: a wider perspective, Working Paper Series, no. 8 2011

Hebbert, Michael,Urban Past Present & Future in Black and White: the utility of figure-­‐ground, American Historical Association (2015 Annual Meeting)
Hochhäusl, Sophie, Otto Neurath - City Planning: Proposing a Socio-political Map for Modern Urbanism, Innsbruck University Press, 2011

Hwang, Jie-Eun, Koile, Kimberle, Heuristic Nolli Map: a preliminary study in representing the public domain in urban space, (MIT w paper), Computer Science and Artificial Intelligence Laboratory (CSAIL), 2005

Mitchell, William. J., City of bits. Space, Place and the Infobahn, MIT, 1996

Monclús, J., "Teorías arquitectónicas y discurso urbanístico. De las operaciones de embellecimiento a la reforma global de la ciudad en el siglo XVIII", Ciudad y Territorio, 79-1, 1989

Verstegen, Ian, Ceen,  Allan (eds.), Giambattista Nolli and Rome. Mapping the City before and ater the Pianta Grande, Studium Urbis, Rome, 2013


Javier Monclús
Catedrático de Urbanismo y Ordenación del Territorio





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