Hace tres meses, en el curso de verano que
organizamos en Jaca (“Paisaje Global. Miradas contemporáneas sobre la
construcción de nuestros entornos”) tuvimos la oportunidad de escuchar a
Salvador Rueda su explicación sobre el proyecto de ‘super-manzanas’ en el
Ensanche de Barcelona. Él mismo nos emplazó entonces a comprobar en directo los
resultados de la prueba piloto que se ha puesto en marcha recientemente: la
‘superilla’ en el distrito 22@ del Poblenou.
El pasado viernes tuvimos la oportunidad de acercarnos
a verlo, en una visita que hicimos con los estudiantes del Master de
Arquitectura. El objeto de la excursión se centraba en actuaciones de
regeneración urbana, y, tras recorrer con el autobús el ensanche central,
concentramos el día en ver actuaciones en el ensanche de Poblenou, terminando
el día con una visita a las actuaciones recientes en los barrios del este: el
sudoeste del Besós y el barrio de La
Mina.
En primer lugar, visitamos dos actuaciones ya muy
conocidas en el entorno de la
Estación Nord. En el Parc
de L’Estació del Nord, de 3,58
ha . (Andreu Arriola y Carme Fiol, 1992) se comprueba un
excelente trabajo de topografía y de integración de instalaciones artísticas en
el proyecto paisajístico. En Fort Pienc,
una manzana del ensanche atravesada por la antigua carretera de Ribes,
Josep Llinás trabaja en la porción más grande, la situada más próxima a la Estación Nord. En
ella, la intervención (2005-2011) se encuentra con dos edificios ya existentes:
un equipamiento dispuesto en ordenación contraria a los planteamientos de
disposición perimetral en la manzana y un edificio residencial. Se trata de
incorporar un conjunto de programas de escala tan diversa como un mercado, una
guardería, y una residencia geriátrica. Llinás parte de esta condición y opta
por forzar los programas para configurar un espacio abierto a la calle Ribes,
configurando una plaza con gestos expresivos en sus individualidades, pero al
mismo tiempo construyendo un entorno articulado, trabado en el programa
interior y en la piel exterior, que configura una plaza de dimensiones muy
gratas hacia esta calle.
Plaza de la manzana Fort Pienc (Josep Llinás, 2011)
Bien cerca de esta manzana, visitamos el renovado Mercado de les Encants (Fermín
Vázquez-b720, 2013). Se trata de más de 35.000 metros cuadrados ,
de corredores organizados en plataformas continuas que se pliegan y recogen los
puestos del mercado, protegidos por unas espectaculares cubiertas reflectantes.
Esta ‘envoltura’ aporta un signo de distinción al propio mercado y dan escala
al espacio de Las Glorias, que todavía se encuentra ‘en construcción’.
Pero la visita a la ‘superilla’ era en realidad nuestro principal objetivo. Eramos
conscientes de que estábamos viendo la primera escena de una película que no
tiene todavía todo el guión escrito. Se han sentado las bases, y empezar ya se
puede calificar de éxito. En septiembre se puso la primera piedra de este
proyecto impulsado por el Ayuntamiento de Barcelona, y se llevaron a cabo, en
las nueve manzanas del ensanche delimitadas entre
las calles de Badajoz, Pallars, la Llacuna y
Tànger, los cambios en la circulación de vehículos privados,
autobuses y bicicletas. Las bicis son los únicos vehículos que
pueden ahora atravesar los cruces del interior de la ‘superilla’
en línea recta y, además, se les permite circular en doble
sentido. Y las paradas de autobús que existían en el interior han sido
desplazadas al perímetro de la 'superilla’.
No es una idea improvisada, ni es una idea nueva.
Salvador Rueda y muchos otros profesionales llevan trabajando en esta línea
desde finales de los años 80, desde la realización de mapas de ruido en la
ciudad de Barcelona. Precisamente las preocupaciones sobre la contaminación
provocada por el transporte privado, por racionalizar la red de autobuses, por
articular una malla de transporte colectivo capaz de liberar espacios en su
interior que puedan ser recuperado por el peatón, fueron aspectos que derivaron
en la formulación actual del plan de ‘supermanzanas’. En definitiva, se trata
también de evitar un ‘tráfico pasante’ que terminaba siendo un elemento
recurrente en muchas calles del ensanche y francamente prescindible.
Diagrama orientativo de la imlantación de superillas en Bcn
Pero por pequeña que sea la prueba siempre existen
afectados. No en balde, presenciamos un debate en directo entre una taxista y
un vecino. La taxista nos animaba a “estudiar bien esta propuesta” porque, en
su opinión, no se puede permitir que su cliente tenga que andar para coger el
taxi, y que ella no pueda acercarse para recogerlo en su acera, y el vecino, a
su vez, nos indicaba que a mucha gente, la propuesta “le parece bien”.
El debate está también en otros planos, como el
político, nunca exento de oportunismo, ante una prueba que podemos calificar de
‘valiente’ y que, al menos, en esta fase no ha tenido coste alguno. Ahora,
desde distintas Escuelas, se está trabajando en distintas propuestas para
acondicionar y transformar los ‘espacios conquistados’.
En realidad, nuestra sensación fue la de que
estamos ante un espacio de escasa tensión (era un viernes al mediodía). En
efecto en la ‘superilla’ elegida existen varias manzanas que no tienen
residentes, y apenas existen establecimientos comerciales, por lo que la
presión en términos de aparcamiento y densidad es mucho menor que en otras
zonas del ensanche barcelonés. De hecho, algunas de sus manzanas, como la del Museo Can Framis (Jordi Badía, 2009)
tiene además de un excepcional vestíbulo de entrada en el patio interior
abierto al público, un ahora frondoso jardín estancial en todo su perímetro
(Martí Franch, 2009), delimitado por un banco corrido de hormigón pero muy permeable
en realidad desde las aceras.
Patio interior de la manzana del Museo Can Framis
Vista parcial del Museo desde el jardín perimetral
Esta condición existente de ‘manzanas con escasa
presión sobre el espacio público de las calles’, hace que la prueba tenga menos
afectados directos, y también, sin duda, menos detractores. Pero al mismo
tiempo, hace que los ‘espacios conquistados’, los espacios detraídos a la
ocupación del automóvil privado, no sean ocupados por los viandantes.
Aspecto de uno de los espacios recuperados para el peatón
Sin duda, hemos de estar atentos a la evolución de
esta iniciativa de transformación de un entorno consolidado, orientada en sus
fases finales hacia un escenario de decidida introducción de la naturaleza en
la ciudad. Y ello con el objetivo de poder liberar, y descargar de presión los
espacios agrícolas y naturales que aún no han sido “devorados” por la ciudad.
La prueba en esta primera ‘superilla’ devendrá en una implantación progresiva
en Barcelona, y será también adoptada, previsiblemente, con distintas versiones
y formatos, en otras muchas ciudades.
Pablo de la Cal
Manténgase conectado de forma no parada gracia nuestros paquetes ofrecen créditos entre
ResponderEliminarindividuos disponible día y noche tiene una tasa de interés del 2%
A partir de 191 euros de correo electrónico solo. contacto: duroumarcel@gmail.com
Manténgase conectado de forma no parada gracia nuestros paquetes ofrecen créditos entre
ResponderEliminarindividuos disponible día y noche tiene una tasa de interés del 2%
A partir de 191 euros de correo electrónico solo. contacto: duroumarcel@gmail.com